En el contexto actual en el que está teniendo lugar el debate parlamentario frente a los Presupuestos Generales de la CAR para 2024, se plantea una necesaria reflexión sobre la propuesta presupuestaria en materia de Cooperación Internacional en La Rioja. En este sentido, celebramos el aumento asignado a la partida de gastos orientada a los proyectos de cooperación internacional que ejecutan las ONGD. No obstante, se advierte una disminución de los mismos en relación a los Presupuestos Generales, al no aumentar en la misma proporción, pasando del 0,30% al 0,26%, y dificultando la senda del crecimiento que nos llevaría a alcanzar el compromiso del 0,7%, tal como establece el V Plan Director de Cooperación para el Desarrollo Sostenible y la Solidaridad Global 2023-2026, aprobado por unanimidad en el Parlamento de La Rioja el 25 de abril de este año.
En los últimos años, constatamos cómo los desafíos globales han aumentado exponencialmente, requiriendo un compromiso renovado de todas las sociedades en pro de la justicia y la solidaridad mundial desde sus propias capacidades y recursos. Es imperativo, por tanto, continuar apostando por darle a la cooperación internacional el lugar preeminente que ha ocupado en años anteriores y fortalecerla. En este sentido, lamentamos la disminución del énfasis en esta área, trasladándola a un segundo nivel y fusionándola con otras competencias, algunas no directamente vinculadas a su naturaleza. Este aumento de líneas de trabajo puede afectar la efectividad de las actuaciones previstas, así como del personal comprometido en esta labor, generando una preocupante dispersión de recursos y energías.
En La Rioja, nos enfrentamos a desafíos que demandan una atención especial en los próximos años para potenciar el impacto y la eficacia de nuestra labor solidaria. El complejo sistema administrativo de rendición de cuentas en la gestión de las subvenciones está afectando de forma decisiva la supervivencia de nuestras ONGD, las cuales se caracterizan por ser de tamaño pequeño y mediano, con escaso personal contratado y un voluntariado con escasa incorporación de nuevos perfiles. La falta de recursos y personal adecuado en estas entidades compromete seriamente la capacidad de acción para abordar estos desafíos. Por ello, es imperativo fortalecerlas, mediante una mayor profesionalización que redunde en la mejora de la calidad y efectividad del impacto de la cooperación riojana. Y ello será posible si los presupuestos en cooperación acompañan a las entidades para avanzar en esta línea, por ejemplo, con convocatorias que fortalezcan las estructuras o incluso apoyando acciones de captación de fondos privados, brindándoles sostenibilidad económica a largo plazo.
Otra línea de trabajo fundamental para los próximos años es la búsqueda de una mayor homologación y coordinación entre administraciones públicas en todo lo relacionado con la gestión de la ayuda de cooperación. Simplificar los procedimientos y compartir conocimientos y recursos disponibles, contribuirá significativamente a mejorar la calidad de las subvenciones sin comprometer la buena gobernanza. Actualmente, creemos que esta complejidad desincentiva la participación de entidades pequeñas y obstaculiza el fortalecimiento territorial.
Esperamos que estas reflexiones sean tomadas en cuenta por todos los grupos políticos, para que se analicen los presupuestos y las políticas, priorizando la cooperación internacional como pilar fundamental en la construcción de un mundo más justo, solidario y sostenible.