Conferencia de Sevilla: un balance con luces y sombras
Encuentros de este tipo refuerzan el multilateralismo y las alianzas en un contexto mundial muy preocupante. Las acciones que den continuidad a Sevilla pueden suponer una oportunidad para mejorar la arquitectura financiera global e impulsar un desarrollo justo y sostenible

03 de julio de 2025

Comunicado de la Coordinadora de Organizaciones para el Desarrollo. 

  • Encuentros de este tipo refuerzan el multilateralismo y las alianzas en un contexto mundial muy preocupante. Las acciones que den continuidad a Sevilla pueden suponer una oportunidad para mejorar la arquitectura financiera global e impulsar un desarrollo justo y sostenible
  • El encuentro de Naciones Unidas en Sevilla finaliza con la aprobación del Compromiso de Sevilla, un documento que dista mucho de la ambición que el mundo necesita con urgencia.
  • Algunos países del norte global han puesto palos en la rueda con el objetivo de mantener en pie un sistema injusto en el que unos ganan a costa de la inmensa mayoría
  • Las opciones de participación de la sociedad civil mundial se han ido diluyendo a lo largo del proceso, especialmente, en la última fase de la negociación y los días de la Conferencia.

La IV Conferencia sobre Financiación para el Desarrollo no empezó en Sevilla; el proceso de negociaciones comenzó hace ya un año. Al inicio, las propuestas fueron ambiciosas en cuestiones como la reforma de la arquitectura de la deuda soberana, la cooperación fiscal internacional o la cooperación internacional para el desarrollo. Sin embargo, en el camino, esa ambición se ha debilitado debido a la imposición de las prioridades de los países del norte global. Una situación que se ha agravado en la última ronda de negociaciones del documento final y en la propia Conferencia donde las intervenciones de la sociedad civil organizada en los espacios oficiales estaban muy limitadas por parte de las autoridades de Naciones Unidas -una situación raramente vista en conferencias similares-.

Aunque La Coordinadora reconoce el valor del consenso alcanzado en el actual contexto global, señala que el documento finalmente aprobado en la Conferencia está lejos de representar los cambios urgentes que el mundo necesita. No solo porque lo que recoge no es de obligado cumplimiento -como no lo son ninguna de estas conferencias- sino porque no contempla cuestiones fundamentales como las convenciones de Naciones Unidas sobre deuda y cooperación internacional para el desarrollo, demandas clave para el sur global. Además, su enfoque de género es limitado y carece de propuestas concretas y realistas que permitan reformar la arquitectura financiera internacional, democratizar su gobernanza y revertir las históricas, injustas y profundas desigualdades en y entre países.

La responsabilidad del norte global

Este proceso nació como iniciativa de los países del sur global y de la sociedad civil. Paradójicamente, muchas de sus propuestas han quedado relegadas en el Compromiso de Sevilla por la oposición de, entre otros, la Unión Europea, Reino Unido o Japón.

Mientras más de 192 países -con Estados Unidos como gran ausente al final del proceso- debatían reformas estructurales del sistema financiero internacional, la sociedad civil reclamaba apostar por una mayor distribución del poder y la riqueza, y por la inclusión de los países del sur global en las instituciones y espacios de toma de decisión económica. Más allá del abandono de Estados Unidos, los gobiernos europeos han frenado las reformas más ambiciosas para democratizar la arquitectura financiera y cancelar las deudas del sur global. 

La sociedad civil reclama apoyo unívoco al proceso de la Convención de Cooperación Fiscal Internacional de Naciones Unidas y la búsqueda de soluciones reales a la crisis de la deuda, para que finalmente sea posible transferir recursos de multimillonarios y grandes empresas que destruyen el planeta hacia el bienestar de todas las personas, especialmente de quienes están en situación de mayor vulnerabilidad.

También ha reclamado la creación de una Convención de Naciones Unidas sobre cooperación internacional para el desarrollo. Es crucial que exista un espacio democrático en el que los países participen en la toma de decisiones sobre políticas que les afectan en igualdad de condiciones. Ahora mismo, en el CAD (Comité de Ayuda al Desarrollo) solo están representados los países donantes que son quienes ponen unilateralmente las reglas del juego.

A pesar de todo, la esperanza

Encuentros como el de Sevilla demuestran que hay un importante interés global por el multilateralismo y los derechos humanos. Miles de personas de la sociedad civil mundial, de la academia y entidades diversas han acudido estos días a Sevilla con el fin de contribuir a crear un sistema económico y financiero justo para todo el mundo. Personas que desde distintos lugares del planeta construyen propuestas factibles para defender los derechos, la paz y la protección del planeta. Las conclusiones del Foro Feminista y del Foro de la Sociedad Civil, así lo demuestran. Y en ese camino se unen también Gobiernos y representantes políticos en la misma dirección.

Existen algunas luces que deben marcar el camino. Se vislumbran algunas oportunidades para avanzar en la agenda global de cooperación, fiscalidad y cuidados, que deben ser fortalecidas y traducidas en compromisos vinculantes y mecanismos de financiación sostenibles.

Sevilla no acaba aquí, debe continuar siendo una oportunidad para reformar el sistema financiero internacional que ha demostrado ser profundamente injusto e insostenible. El seguimiento del Compromiso de Sevilla será clave para avanzar más allá de su articulado. Como sociedad civil global seguiremos estando a disposición y no dejaremos de recordar la obligación política en la defensa de los derechos humanos por encima de intereses económicos. Y eso, sin duda, es una importante fuente de esperanza a la que debemos aferrarnos.

Algunos datos 

Sevilla ha sido durante varios días el centro mundial de las discusiones sobre economía global, fiscalidad, financiación, cooperación internacional, deuda externa… Conceptos que tienen que ver con la vida en todo el mundo. Más de 60 países dedican más dinero a pagar la deuda externa que a la educación o la salud, una situación que afecta a cerca de la mitad de la población mundial. Y eso son más de 3.000 millones de personas. Los fondos que especulan con las viviendas, la salud o la educación se lucran a costa de los derechos de millones de personas en todo el planeta. La emergencia climática golpea gravemente a regiones enteras, especialmente a las poblaciones que menos contribuyen al calentamiento global. Más de 120 millones de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares.

Estamos en 2025 y queda muy poco para cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030. Tan solo cinco años y la realidad es que estamos muy lejos de alcanzar los compromisos asumidos. Hay una brecha de hasta 4 billones de dólares al año para poder cumplir lo pactado. Dinero hay, como demuestra el aumento sin control, del gasto militar que en 2024 superó los 2.700 millones de dólares; los subsidios a los combustibles fósiles; o los 25 billones de dólares que se calcula están escondidos en guaridas fiscales sin pagar impuestos. Mientras tanto, millones de personas no tienen acceso a servicios básicos como agua potable, comida o educación.



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