La Ayuda Oficial al Desarrollo española vuelve a caer cuando más se necesita

15 de abril de 2024, información de La Coordinadora de Organizaciones para el Desarrollo

  • El Comité de Ayuda al Desarrollo (CAD) ofrece los datos preliminares de 2023. El análisis muestra que los países donantes aumentan los fondos, aunque la subida se debe, fundamentalmente, al apoyo destinado a Ucrania y no al incremento de los fondos destinados a países del Sur global.
  • El informe evidencia la debilidad e insuficiencia de la cooperación española que se queda por debajo del 0,25% de la RNB para cooperación. Evidencia también la necesidad urgente de incrementar el presupuesto para llegar al compromiso legal de alcanzar el 0,7%.

Como todos los años en primavera, el CAD ofrece los datos preliminares de Ayuda Oficial al Desarrollo del año anterior. Estos datos hacen referencia a los países donantes, incluida España, y sirven para examinar la evolución de los compromisos globales y de cada país con la cooperación para el desarrollo.

AOD española: preocupante paso atrás

El dato sobre España es especialmente preocupante: la AOD se quedó por debajo de los 4.000 millones de dólares, en 2023; es decir, un 0,24% de la RNB, muy alejada del compromiso presupuestario asumido para alcanzar el 0,34% en este ejercicio. La reducción supone una caída de unos 750 millones en cifras absolutas con respecto al año anterior.

En nuestro informe sobre los presupuestos generales del Estado 2023, ya advertimos sobre tal situación. Entonces, señalamos que los fondos de AOD incluían partidas que no iban a poder ejecutarse o no podían ser contabilizadas como AOD (tal es el caso de parte de la ayuda destinada a la atención de personas refugiadas en España, la partida asignada a FONPRODE o aquellas dirigidas a las vacunas frente al COVID-19).

Los datos del CAD nos ponen delante un espejo: España se aleja de la media de los países del CAD que se encuentra en 0,37%.  Esta fotografía supone un gran toque de atención de cara a alcanzar el 0,7% antes de 2030, tal como establece la Ley de Cooperación, como es nuestra responsabilidad y como el mundo necesita.

Esta no es la mejor forma de llegar a la Conferencia Internacional de Financiación para el Desarrollo que se celebrará en Madrid en 2025. Una conferencia fundamental en la que la comunidad internacional debe dar un salto decidido en compromisos concretos de financiación para viabilizar el desarrollo de la Agenda 2030.

Leve incremento internacional de la AOD con tendencias cuestionables

En 2023, los fondos de los países donantes alcanzaron su cifra más alta, sin embargo, el crecimiento respecto a 2022 fue de tan solo un 1,8%; destinado, principalmente, a la ayuda a a Ucrania, sin crecimiento del  apoyo al resto del Sur global. La atención a Ucrania (cercana a los 50.000 millones de dólares[1]) supera ampliamente la del apoyo realizado a toda África Subsahariana (30.400 millones de dólares) o la totalidad de la ayuda humanitaria (25.000 millones de euros). Este desequilibrio es un hecho que debería hacer reflexionar a los países donantes.

CONCORD (la red europea de ONGD) lo deja claro: “los donantes de la UE siguen sin cumplir los objetivos y sin defender la calidad e integridad de la AOD, desviándola de sus objetivos básicos y utilizándola para intereses internos. Esta contradicción socava la credibilidad de la UE a nivel mundial”. Eurodad (European Netword on Debt and Development) también se ha sumado a las críticas. Ambas redes señalan que es fundamental que las prioridades de la AOD respondan a las necesidades y demandas del Sur global. Los países de la UE y su cooperación están virando peligrosamente hacia un paradigma geopolítico de la cooperación y no poniendo los recursos precisos para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible en los países con mayores necesidades. Es más importante que nunca cuidar del planeta y de las personas, garantizando sus  derechos.

Estamos a tiempo de reconducir la situación 

La fotografía que nos ofrece el CAD debe ser una oportunidad para dar un giro de timón. El crecimiento en los fondos destinados a cooperación es ineludible y debe realizarse fortaleciendo partidas no volátiles, sólidas y de carácter progresivo, tal como reclamamos desde hace años. De forma especial, debe fortalecerse la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), con un mayor presupuesto, instrumentos de cooperación bilateral y multilateral más robustos, y aprovechando la capacidad de intervención de las ONG que conectan directamente con las personas que sufren mayores vulnerabilidades.

Existen opciones para reconducir la situación:

  • Poner en marcha todos los mecanismos posibles para que este año, 2024, la Cooperación Española sea capaz de ejecutar la totalidad de su presupuesto, el 0,34 % de la RNB y que no suceda como en 2023. Debería ser redirigidos más fondos a  las instituciones clave como la AECID.
  • Asegurar que los procesos de reforma del sistema de cooperación que están pendientes se lleven a cabo en 2024. En especial la reforma de la AECID y la aprobación del Real Decreto de Subvenciones. Para que el nuevo sistema esté en plazo para poder asumir el reto señalado de la Ley de alcanzar el 0,7% de la RNB para 2030.
  • Trabajar en unos presupuestos para 2025 que supongan un verdadero salto en cantidad y calidad de la cooperación. Debe alcanzarse el 0,4% de la RNB; no puede haber excusa puesto que la reforma pendiente del sistema de cooperación debería estar finalizada.
  • Contar con el VI Plan Director de la Cooperación Española que incluya una seria y detallada planificación presupuestaria plurianual que marque la senda para alcanzar el 0,7% de la RNB en 2030 y al menos el 0,55% para 2027.

Los datos del último Informe del Sector de las ONG de Desarrollo muestran un incremento del apoyo ciudadano al fomento de la justicia global, la defensa de los derechos humanos y la protección del planeta. Existe un apoyo parlamentario unánime a la cooperación demostrado en la aprobación de la Ley. El complejo contexto mundial exige respuestas que estén a la altura. La ecuación es sencilla: no puede haber excusas para asumir el compromiso presupuestario que nos corresponde por coherencia con la ciudadanía, por lo establecido en la Ley, por justicia y solidaridad.

 

[1] Considerando la suma del aporte de la ayuda bilateral a Ucrania y del apoyo a las personas refugiadas ucranianas acogidas en los países donantes.




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